Carta de la esperanza

Querido amigo/a,

Sé que estas aislado/a por este virus terrible Covi 19 que nos ha pillado a todos por sorpresa y nos ha hecho cambiar totalmente nuestras vidas y encerrarnos en nuestras casas. Pero somos una sociedad luchadora y entre todos conseguiremos que se curen los ahora enfermos y descubrir esa vacuna que hará que ganemos la batalla. Por ello te pido que resistas. Quiero decirte que no estás solo/a. Los que estamos en nuestras casas os tenemos continuamente en nuestra mente. Cada día, en cada casa, la gente salimos a nuestras ventanas a las ocho de la noche y aplaudimos un rato a la vez que nos emocionamos pensando en el personal sanitario que son nuestros héroes, en las fuerzas de seguridad que nos ayudan para no caer en el caos, en el aislamiento que estamos todos sufriendo, en los enfermos que son nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros, etc. También sentimos ese miedo a lo desconocido, al peligro, a la enfermedad. Porque estamos todos juntos en esta guerra contra el virus y por ello te tiendo mi mano. En un tiempo seguro las podremos estrechar pero ahora debemos ser pacientes.

Te cuento un poco de mi para que me conozcas mejor, quien es la dueña de estas palabras de aliento. Soy una chica española cualquiera de cuarenta y tantos (siempre espíritu joven) casada con tres niños de diez, ocho y seis años. Mi niña rock star y mis dos futbolistas. Son mis tesoros, mi mayor logro en la vida, mi motor, lo que me hacen mejor persona cada día. Somos una familia muy unida y estamos acostumbrados a pasar tiempo juntos. Nos encanta viajar y conocer sitios nuevos. Vivimos en Madrid y trabajamos duro mi marido y yo. Tenemos buenos trabajos, pero tanto mi marido que hace largas jornadas laborales como yo que trabajo por la mañana y por las tardes recojo a los niños del cole y paso las tardes con ellos, llevamos una vida de no parar. Los fines de semana aprovechamos para hacer deporte además de quedar con amigos y disfrutar de la oferta de nuestra ciudad. Somos un buen equipo y no nos quejamos mucho pero en esta reclusión obligada nos está dando tiempo a parar un poco y respirar y darnos cuenta de lo que es importante. La salud.

Hay muchas ideas circulando sobre qué hacer cuando todo esto termine. Porque queremos que termine y cuanto antes mejor. Pues bien, te propongo algo que me ha gustado mucho. Escribe una lista con cosas que querrías hacer y guárdala. Si quieres contáctame en un tiempo y me ofrezco a acompañarte en alguna de ellas. Resiste, resiste, tu puedes con esto. Saca el guerrero/a que llevas dentro. Lo vas a conseguir. 

Hace unos años estuve por una operación en un pie dos meses de reposo sin poder salir de casa y me resultó muy duro. Porque lo es. Algo que me ayudó a sobrellevar mejor esa reclusión  fue escribir un poquito cada día. Ahí empecé a escribir un blog  compartiendo mis vivencias y gustos. Te recomiendo también que escribas tus cosas. Lo que sea. Te gustará leerlo después, o igual ayudará a alguien leer estas letras. No les quites valor.

Nos creemos tan importantes los humanos y esto es una lección de humildad. La naturaleza lo puede todo. Pero estamos luchando. Es lo único que podemos hacer. Como el que cae al agua, que nada y nada con todas sus fuerzas. Es ese instinto de supervivencia que tenemos. Aguanta. Piensa en la gente que te quiere, que te necesita, y busca las fuerzas necesarias donde puedas. A seguir. A seguir. Aunque no me conozcas resiste también por mí, que te escribo sin conocerte. Te lo pido por favor. Estamos juntos. No lo olvides. Al otro lado de la puerta, de la pared yo te espero.

Me despido de ti con un abrazo muy fuerte. Un abrazo de esos que te quita la respiración pero que te da una gran sensación de bienestar por el calorcito que entra en el corazón.

 Firmado:

Una madre de familia de Madrid

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