¿Debo ayudar a mi hijo con los deberes? ¿Le estoy perjudicando? ¿Nos están trasladando los profesores parte de su responsabilidad? ¿Dejamos que el niño aprenda equivocándose? ¿No es discriminatorio para los niños depender de la ayuda de los padres? ¿Y si los padres no les pueden dar esa ayuda por no tener la formación necesaria o simplemente por no poder conciliar?
La existencia de deberes es un tema muy controvertido. Al hacer la lista de pros y contras no hay que olvidar sus efectos positivos como refuerzo de lo aprendido, responsabilidad, organización, plantearse retos, etc. Pero, por el contrario, no para todos los niños requiere el mismo esfuerzo. Este hecho puede llevar a que hacer los deberes sea una auténtica losa, no solo para el niño sino para su familia también.
Sesgo de lo vivido
Todos estamos sesgados según lo vivido. Por ejemplo, algunos decimos que “como a mí no me ayudaron mis padres pienso que mis hijos no deberían recibir ayuda tampoco”. Pero el sistema educativo actual es diferente al nuestro. Creo que se pide cada vez una mayor involucración de los padres.
Tiempo acotado de deberes
Un consejo que me dio una profesora cuando nos enfrentamos por primera vez a los deberes diarios en casa es que hay que averiguar cuanto tiempo de deberes suele mandar el profesor. Si es quince minutos, ha pasado media hora y el niño no lo ha terminado hay que parar. Debe ir al cole con el trabajo tal cual está, incompleto. Creo es conveniente confiar en la labor de profesor para gestionar esa situación y si el niño tiene que ser amonestado pues que lo sea. O si al niño se le han olvidado los deberes en clase el profesor pide no se le ayude a conseguirlo por fuera. Ésta es también una forma de aprendizaje de la relación causa- efecto.
Un niño de seis años no debería, en mi opinión, estar una hora sentado enfrente de una hoja con cuentas. Considero existe el riesgo que se consiga el efecto contrario pretendido con los deberes. Acabará aborreciendo aprender. Intentarlo un ratito cada día y seguro irá mejorando.
Extraexcolares
Si hablas con un profesor notarás su horror con la agenda de actividades extraescolares de los niños hoy en día. Si un niño sale a las cinco del colegio hasta las nueve que se vaya a dormir son cuatro horas. De las cuales, si descontamos una hora para ducha y cena, media para hacer los deberes, quedan otras dos y media para jugar con amigos o hermanos. Con una actividad extraescolar esto se desmorona.
Además está el hecho de que cada niño es diferente. Hay niños que no tienen problema en ponerse a las siete de la tarde cuando llegan a casa a hacer sus deberes media hora. Y otros que a esa hora ya no son capaces de leer dos palabras seguidas. Pues bien, cada uno conoce a sus hijos y sabe el ritmo mejor para no morir en el intento.
Derechos y obligaciones
La teoría creo la sabemos todos, pero la práctica no es tan sencilla. Al niño deberíamos transmitirle que no todo en su vida son derechos. Él también tiene obligaciones. Una de ellas es hacer los deberes. Si no cumple con sus obligaciones deberíamos limitarle los derechos. No eres mala madre o padre por hacerlo, le estás haciendo un flaco favor si no, en mi opinión.
Dar la oportunidad de organizarse
Llega el fin de semana y lo ideal sería hablar con el niño y conocer qué tiene que hacer, cuanto tiempo cree que le llevará y planificar juntos cual es el mejor momento de hacerlo. Entre los planes con la familia o amigos ellos también necesitan su tiempo. No llenes totalmente el fin de semana con otros planes. En mi casa por ejemplo no solemos hacer planes los domingos por la tarde.
No cargar a los hermanos mayores de responsabilidad
Los hermanos se ayudan en ocasiones, pero algo que no es justo para un hermano mayor es que sea siempre por norma quien ayude al pequeño con sus tareas. Se corre el riesgo que el pequeño se aproveche, además de ser una carga para el hermano mayor adicional a las tareas que ya tiene. A mí no me parece buena idea. Yo lo sufrí como hermana mayor.
No hacer los deberes al niño
Los padres solemos querer que nuestros hijos saquen buenas notas, ya que eso significa que han aprendido mucho y porque será bueno para su expediente académico. Esto no justifica hacer los deberes al niño. Mi duda es si los profesores se dan cuenta.
En mi opinión en cuanto sospechen que no lo ha hecho el niño deberían llamar a los padres o penalizar al niño para que se pare esta dinámica. La mejor enseñanza que podemos dar a los niños es enseñarles a ser autónomos, que es diferente de ser el mejor.
Grupo de estudio
Para hacer el momento de los deberes más llevadero, en casa se sientan todos juntos en una mesa a hacer sus deberes. De igual manera, cuando alguno tiene un examen le pregunto la lección para que así repase de una forma más amena. Jugamos a hacer reglas memotécnicas o le cuento vivencias mías, si es que las tengo, sobre lo que está estudiando. Por último, para que se pongan lo menos nerviosos posible les recuerdo que lo importante es esforzarse, que no importa tanto la nota.
También, para animarles a leer, en casa tenemos fijado un tiempo común de lectura. En nuestro caso es justo antes de dormir en la cama. Cada uno elige su lectura y yo intento ofrecerles cosas que les puedan interesar. Como mis niños son pequeños esto me funciona. Tengo la esperanza que cojan la rutina y salga solo en el futuro. Ojala le cojan gusto a la lectura. Vivirán cosas increíbles a través de los libros si es así.
El tiempo que pasamos los padres con los niños cada vez es más escaso en esta vida tan ocupada que nos hemos organizado. No deberíamos malgastarlo discutiendo por hacer o no lo deberes. El objetivo es encontrar un equilibrio. Capear la situación como se pueda sin perder de vista lo importante, que es que el niño sea feliz y se despierte su curiosidad por aprender.