playa

Me voy a la playa

Ha llegado el deseado momento cuando uno dice: “Me voy a la playa”. Qué placer da decir esta frase. Pero este año me acompaña también cierto temor. En el caso de mi familia hemos tenido la opción de teletrabajar tanto el maridín como yo desde casa desde que comenzó el confinamiento hasta día de hoy. Somos una familia numerosa que vivimos en una casa grande individual con piscina y no hemos tenido la necesidad de que los niños vayan a campamentos una vez terminó el cole. No tengo servicio que trabaje en casa. Las compras las hacemos casi todas con entrega a domicilio y los encuentros con amigos o familia han sido escasos. La zona donde vivimos es de calles amplias, parques y con poca densidad de población, lo que nos permite salir a hacer deporte o pasear con poco riesgo.  Y además recientemente los mayores nos hemos hecho un test serológico que ha salido negativo en anticuerpos a ambos. Todo ello significa que hemos hecho un aislamiento de nota.

LAS VACACIONES

Ahora llega el momento de las vacaciones y nos va a venir muy bien después de ser tan rigurosos a todos cambiar de aires. Podríamos seguir en casa, pero hemos optado por viajar en nuestro coche y luego en barco, evitando viajar en avión, para llegar a Menorca a la casa familiar. Allí la idea es seguir siendo cuidadosos pero disfrutar de la naturaleza, del mar. Recargar baterias como hacemos cada verano.

Dicen estudios que las mujeres nos contagiamos menos de Covid porque somos más precavidas. Lo cierto es que yo tengo más respeto a salir de casa que el maridín. Llevo más de un mes en Instagram viendo gente disfrutando del verano, de puestas de sol, celebrando cumpleaños pasados, presente y futuros, yendo a las playas, a hoteles, a casas alquiladas, a restaurantes, en transportes públicos. A mi sinceramente se me queda cara idiota mientras estoy con mi pamela puesta en mi hamaca encima de mi césped artificial junto a mi minipiscina a cuarenta grados en Madrid con una brisa caliente dándote en la cara como si tuvieras un calefactor encendido justo delante.

Donde encima siendo realista debería sentirme muy afortunada por tener esto. Si algún instagramer muestra una playa desierta, siempre he pensado que hay truco. O el agua está helada y no te puedes bañar por el riesgo se te gangrene la pierna, o han ido a las siete de la mañana o si no hay nadie en pleno julio no es que los demás seamos menos listos y nos lo estamos perdiendo por miedicas, sino que hay un virus muy contagioso que mata a personas ahí fuera. El viajar ahora es como ir comprando billetes de lotería en cada lugar que vas. Yo la verdad es que no he sido nunca muy de jugar. Pero siempre he jugado algo por compromiso. Pues con el virus igual.

LA CONVIVENCIA

convivencia

Es entendible que cada familia es un mundo y tiene diferentes circunstancias y cada uno ha hecho lo que ha podido en el confinamiento. En mi casa tenemos costumbre de hacer muchos panes los cinco, así que pasar tiempo juntos no ha sido algo nuevo. Mis tres niños al llevarse poca edad entre ellos juegan mucho entre ellos y no les ha faltado un compañero con el que jugar o contar confidencias. Incluso este tiempo les ha unido más. Las edades de diez, ocho y seis años son buenas edades ya que no son bebes, pero tampoco adolescentes que no quieren saber nada de su familia. Mi impresión es que cuanto más pequeños los niños más felices han estado. Mi pequeño dice que quiere seguir así para siempre. Qué mejor plan que estar con sus seres más queridos todo el tiempo. Creo los niños nos han dado una gran lección de adaptación a los adultos enseñándonos a valorar más lo que realmente importa.

EL COLEGIO Y EL TRABAJO EN CASA

Mis tres niños están en primaria. Mala edad escolar, en mi opinión, para estar confinados. Ya que son pequeños para ser autónomos. Los colegios privados parece no han tenido problema en pasar a tener clases digitales desde el primer día, pero en los colegios concertados y públicos, como era nuestro caso, ha sido todo un reto. Muy atrás en temas tecnológicos han tenido que adaptarse a toda velocidad. Una vez empezaron a usar alguna plataforma para hacer clases online y comunicarse con los alumnos directamente para indicarles y corregirles las tareas todo mejoró mucho.

En nuestro caso los padres estábamos trabajando los dos al mismo tiempo en casa y los niños a su aire hasta las cuatro de la tarde (gracias a mi reducción de jornada). Momento en que me ponía a hacer las tareas del colegio con el pequeño. Preguntaba a los demás sobre si necesitaban ayuda con algo y todos se sentaban a hacer tareas del cole y yo con ellos para que no se despistara nadie. Después ordenábamos la casa para que aquello no fuera un campo de batalla y casi llegaba la hora de la cena. Momento en el que el maridín paraba de trabajar aunque en muchos casos continuaba otro rato después.

Las interrupciones de los niños mientras los mayores trabajábamos eran continuas. Cuando tenía alguna llamada había veces me encerraba en el baño o les avisaba con anterioridad.  Pero no me servía para nada. Con estas circunstancias no había mucho tiempo para hacer manualidades, visitas virtuales museos o mil cosas que nos informaban habían disponibles para no aburrirnos.  Aunque igualmente me unía a jugar con ellos esas tardes de primavera y algún rato sacábamos para bailar juntos buscando videos de zumbakids, jugar al parchis, hacer puzles, etc.

Como cosa positiva, porque en la vida siempre es mejor ver el vaso medio lleno que el medio vacío, esta ha sido una etapa en la que he visto por una ventana como es el mundo en el cole. Es increíble la cantidad de actividades que hacen y la paciencia infinita que tienen los profes tanto con los niños como con los padres.

LA COMIDA

cocinar

Hacer desayuno, comida, merienda y cena para cinco ha sido un auténtico reto. Ahora mirando atrás tengo que decir que he cogido tablas. Al principio se me hacía más cuesta arriba, pero con la práctica se mejora. Yo cocinaba, comíamos juntos y el maridín recogía la cocina. Y así funcionábamos para que no se nos alargara mucho el descanso para comer.

La compra la hacía a domicilio y me he animado a cocinar cosas que antes compraba ya hechas como por ejemplo el pan. Los niños han colaborado mucho con las tareas de poner y recoger la mesa, vaciar lavaplatos e incluso cocinar. Siempre digo que si ellos lo cocinan lo comen mejor y se dan cuenta de los ingredientes, lo que es saludable, lo que cuesta cocinarlo, etc.

EL FUTURO

En estas fechas suelo empezar a pensar en la organización del siguiente curso escolar y este próximo año pinta que vamos a tener el virus activo y que no se va a poder volver a la normalidad anterior. Los deportes de contacto, las actividades extraescolares en aulas van a suponer un riesgo que estoy empezando a pensar si merece la pena asumir para nuestros niños. Pero también es cierto que las extraescolares son necesarias en nuestro caso para la conciliación. Alargar el tiempo que pasan en el cole y poder los mayores terminar nuestros trabajos.

Pero esa decisión mejor en septiembre y veamos como empieza el curso, porque yo no las tengo todas conmigo que no vuelvan a enviarnos a los niños a casa para parar contagios. Ya lo veremos.

Te deseo un muy buen verano allá donde estés.

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