¡Acaba con los pensamientos negativos!

Estás desbordada, agotamiento físico y mental, no llegas a todo. Son sensaciones que todas las mamás hemos tenido en algún momento. Si trabajas fuera de casa esto aumenta. El problema es que en ocasiones no podemos cambiar lo externo así que la única manera, o bien algo complementario, es cambiar tu interior, en cómo uno se tome la vida. La impotencia nos persigue, nos enfada y es malo para nosotras, para nuestra salud, para nuestra relación con los demás y entramos en un espiral de pensamientos negativos de la que hay que salir urgentemente. Para ello te cuento cosas que a mí me han servido por si te son de ayuda.

Disfrutar con el trabajo

Leí hace un tiempo un librito que te recomiendo leas. Se llamaba “Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz” (Hector García & Francesc Miralles). Donde venían a analizar cómo viven los ancianos japoneses. Me di cuenta que disfrutaban con todo lo que hacían, incluso sus tareas domésticas o trabajos. Era importante estar activos para ellos. Tenían así un motivo para levantarse por las mañanas. Uno se ofrecía a hacer de chófer para otros que no tenían coche, otro ayuda con su experiencia a otros más jóvenes, etc.

Si uno en lugar de pensar que es un horror planchar piensa que se va a hacer algo para luego ir bien elegante con la ropa sin una arruga, igual se hace menos cuesta arriba. O en lugar de pensar odio cocinar, pensar en que se quiere comer algo muy rico y saludable sin todos esos aditivos, grasas y azúcares de las comidas preparadas, no cuesta tanto ponerse manos a la obra. En definitiva, pensar que la recompensa, en algo positivo.

En los trabajos uno pasa por etapas diferentes a lo largo de la vida. Cuando eres joven te esfuerzas por trabajar en lo que te gusta y no te importa echarle horas y horas. Pero luego cuando tienes una familia y te gustaría poder ver más a tus hijos empieza a haber un desajuste que hace que el trabajo no sea tan apetecible como antes. Pues bien, hay que buscar lo positivo, de nuevo, cada uno como pueda. Por ejemplo, una forma sería pensar que es únicamente un medio para ganar dinero para luego disfrutar con tu familia, o en los amigos que has hecho y con los que te ríes tanto.

Ir a la naturaleza o crear espacios que te relajen

Cuando tu marido no ha llegado todavía de trabajar y estás comiendo con tus niños la cena que acabas de preparar aunque te pesaban hasta las pestañas después de un largo día y tu niño querido acaba de tirar el plato al suelo por accidente y la cena esta ahora por el suelo, pegada en la pared, armarios y en el pijama recién puesto. Es momento de salir corriendo de la cocina, meterte en el baño que huele tan bien con la esencia nueva que has comprado y respirar hondo unos segundos hasta recuperar la compostura. Quédate ahí hasta que seas capaz de volver a la cocina, sonreir a tu pequeño y decirle que no pasa nada, que no se asuste, que sabes ha sido un accidente, que vais a cambiar el pijama y que hay que intentar tener más cuidado porque si no el plato se cae y se pierde la cena que a mamá le ha costado tanto cocinar y que esa noche cena leche con cereales.

Un paseo por un parque, un bosque, es algo que recarga baterías. Escuchar el viento, el sonido de los pájaros o simplemente el silencio, es buenísimo para tener la mente tranquila. Plan más que recomendable en cuanto uno tenga la oportunidad. La belleza, rodearse de cosas bonitas da fuerza.

Priorizar tareas y déjate ayudar

Es imposible hacer todo lo que nos gustaría. El día tiene unas horas concretas y como se hace en ciertas formas de trabajar hay que crear “productos mínimos viables”. Cosas que puedas empezar y acabar.

Mis niños siempre son mi prioridad. Ellos siempre van primero. Atenderles. Que estén bien. Y el tiempo que sobra pues a repartirlo en lo que creamos que podemos acabar. Porque no hay peor sensación que no poder terminar algo.

Fijarse objetivos realistas. Y que el trastero desordenado sea la última de tus preocupaciones.

Está también muy bien ser eficiente pero si tienes ayuda cunde mucho más. Dejarse ayudar también es necesario. Hay etapas de la vida que si no uno no llega a lo mínimo necesario.

Hacer deporte

El sacar tiempo para hacer deporte es realmente beneficioso para además de tener buena salud, tener la cabeza en calma. Elimina tensión, te relaja. Es lo contrario a la meditación o mindfulness pero también igual de beneficioso.

Es verdad que con niños no se para. Por ello aunque está muy bien hacer deporte también es recomendable medir las energías. Por ejemplo, yo a diario solo podría irme a correr antes de ir a trabajar y si lo hago estoy tan cansada luego por la noche que me pongo de mal humor y gruño a todos. Así que lo dejo para los fines de semana que puedo hacerlo en otros horarios más apetecibles y a lo largo del día puedo descansar o cuento con la ayuda del maridín para atender a los peques. No fuerces la máquina demasiado. No hay que morir en el intento.

Evitar a las personas tóxicas

Con los años uno se da cuenta que pasan muchas personas por tu vida. Gente que se va, gente que viene. Lo importante es que la gente con quien pasas tiempo te haga sentir bien. Que te quieran como eres. Que te animen, que te consuelen, que te acompañen, que te respeten, que te hagan sonreír. Y si alguien te hace sentir mal directamente evita estar en la medida que se pueda en su compañía. Dicen incluso es malo para nuestra salud. Sueno dura, pero la vida es demasiado bonita con malgastarla y el ahora se pasa y ya no vuelve.

 

En definitiva, creo que la vida no puede ser vivir en espera de tener ciertos momentos de felicidad. Como esas vacaciones espectaculares, esa celebración, conseguir esa meta, etc. ¿Qué pasa con el resto del tiempo? Yo también lo quiero disfrutar, o por lo menos estar en calma, alegre y reirme bastante. Eso sobre todo. ¿Te apuntas?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *